jueves, enero 05, 2006

INTEGRACIÓN MICRO-MACRO DENTRO DE LA TEORIA SOCIOLOGICA

He pretendido realizar, antes que un ensayo o una reflexión, un comentario a manera de resumen del capítulo sobre integración micro - macro del libro titulado “Teoría sociológica contemporánea” de George Ritzer; tengo la intención de recrearlo como si hubiera visto una película cinematográfica, idea que no es propia, pero de la que he querido valerme. Antes de empezar la narración me gustaría comenzar diciendo que me ha gustado la película, eso explica radicalmente los motivos por los que me dedicare a describirla, porque estoy completamente segura de que de haber sido lo contrario me hubiera limitado a obedecer a una orden, quizá hubiera hecho un ensayo.

Una vez frente a la pantalla: un material verde y pesado y los títulos, me hicieron pensar –inicialmente - que sería de índole de suspenso, que los actores me serían totalmente desconocidos y que la trama sería totalmente densa. Posteriormente, el panorama se hizo distinto, la intención del primer capitulo era introducirnos en la discusión sobre el vínculo micro-macro dentro de la teoría social y su desarrollo en los Estados Unidos, iniciando desde las posturas extremistas para luego continuar con visiones integradoras y finalizar con las principales premisas de un último esfuerzo integrador que se constituya como alternativa atractiva para toda la sociología estadounidense. Se resalta que hacia la última mitad del siglo xx los teóricos estadounidenses no se preocupaban por establecer un vínculo micro-macro, predominando las posiciones extremistas, situándose en el extremo macro: el funcionalismo estructural, teoría del conflicto, variantes de la teoría neomarxista (determinismo económico y marxismo estructural) y muchas formas de estructuralismo. Mientras que en el micro se situaban: interaccionismo simbólico, la fenomenológica, la etnometodología, la sociología existencial, la sociología conductista y la teoría de intercambio, estos últimos fueron presentados cortamente como personajes extras que siguieron apareciendo en otros apartes sin que se les dieran mayor protagonismo.

Lo interesante fue ir mirando como para los años ochenta la preocupación de los teóricos sociológicos se fue perfilando hacia la manera de integrar las posiciones micro y macro, esfuerzos que parten casi por igual de ambos extremos, ya a mediados de los noventa era mayor la ocupación en el tema que se podían distinguir claramente dos corrientes de trabajo sobre la integración micro-macro; los que se centran en la integración de la teorías micro-macro y los que puntualizan en el vínculo de los niveles micro y macro del análisis social. El director de esta película, el autor de este capítulo, se centra en mostrar y estudiar los ejemplos de integración micro-macro en relación al vínculo de los niveles micro-macro del análisis social y antes de adentrarse en los modelos principales advierte que dicha tarea de integración se complica por el hecho de que existen diferencias respecto a las definiciones que se dan de los niveles micro y macro; si bien, hay cierta identidad en referirse al nivel micro en términos de: características psicológicas, acción, conducta, practicas, actor intencional, objetividad y subjetividad micro, interacción, mundo de vida, etc. Y el nivel macro como: contexto cultural, sistema población, posiciones, objetividad y subjetividad macro, propiedades estructurales de los sistemas sociales, sociedad, cultura.[1] Lo cierto es que existen notables diferencias entre ellos, para lo cual se extiende en explicar dos de ellas, la primera tiene que ver con las consideraciones donde las conductas se derivan de las recompensas y los costes frente a las de actores intencionados; y en nivel macro la derivación de estructuras de población frente a la cultura; la segunda se refiere a la creencia de que los términos micro- macro no constituyen descripciones de realidades empíricas sino conceptos analíticos que pueden utilizarse para analizar cualquier realidad empírica concepción que se ve enfrentada a hechos concretos de sociólogos que le dan un uso empírico. La conclusión final a este debate se concentra en la exigencia de que los sociólogos deben definir claramente el modo en que han de utilizar dichos términos (micro y macro).

Ya en el momento central de la cinta se van mostrando y explicando e inclusive diferenciando los modelos que se han esforzado por la integración, modestamente el autor inicia con su paradigma sociológico integrado, motivado principalmente por la idea de elaborar un modelo mas claro y sencillo del presentado por Gurvitch, tomando los puntos mas enérgicos de aquel y reduciendo a sólo cuatro niveles esenciales el continuum micro-macro, determinando como premisa central lo que el llama:“interrelación dialéctica”. Esta idea de los niveles fue expresada en una imagen donde lo macro se divide en objetivo y subjetivo, en el primero sitúa las realidades materiales como la sociedad, la burocracia y la tecnología, en el segundo, los fenómenos no materiales como las normas y los valores. El nivel micro también aparece dividido en objetivo y subjetivo, en el micro-objetivo da lugar a las pautas de acción e interacción y en el micro-subjetivo los pequeños procesos mentales mediante los que se construye la realidad social, siendo lo más importante la relación dialéctica dentro y entre todos ellos.

Seguidamente del anterior paradigma es presentado el modelo llamado de “sociología multidimensional” de Jeffrey Alexander que a impresión del autor es bastante parecido al modelo anteriormente descrito, centrado igualmente en los niveles de análisis social y el continuum micro-macro, para Alexander la manera de integración se deriva de dos problemas base: el orden y la acción. En el extremo macro el orden se produce mediante fenómenos colectivos y en el micro por la negociación individual. Frente a la acción, el continuum es materialista –idealista en el extremo material la acción se describe como instrumental, racional y el extremo idealista, no material la acción es normativa, no racional, emocional. Se critica a este autor por centrarse o darle más prioridad a las teorías colectivo-normativas y al enfoque de las normas en la vida social, lo que permite expresar que su intento integrador es limitado, sin embargo se anota un poco en su defensa que en otros apartes de sus obras existen indicios de una perspectiva mas integradora.

El otro modelo estudiado es el de Norbert Wiley denominado “niveles de análisis” es claro que estos dos ejemplos de integración el de Alexander y el presente son resumidos y criticados desde el punto de vista del paradigma integrado de Ritzer, este modelo es advertido como muy parecido al de los cuatro niveles de Ritzer, lo que lo distingue es básicamente que los niveles denominados de interacción y de estructura social, el de cultura y del individuo son definidos desde un único enfoque: El subjetivo. Le da mucha importancia al sujeto e ignora otros componentes del nivel micro-subjetivo como la mente, la conciencia, la construcción real de la sociedad. Igualmente ignora elementos como la externalización, la objetivización, la internalización, la socialización y el control social. Lo cierto es que estos tres modelos ofrecen perspectivas muy parecidas en relación con los cuatro niveles de análisis social. Pero donde el guión se vuelve interesante y un poco dinámico ofreciéndonos diferentes escenas de decepciones y reconciliación es en la presentación del modelo de James Coleman, y los fundamentos de su teoría denominada “Teoría económica de elección racional”, éste teórico ofrece una visión que va de lo micro a lo macro aunque inicialmente el modelo a manera de imagen presenta el movimiento de lo macro a lo micro como el que va desde lo micro a lo macro incluso el de lo micro con lo micro, por ello, es criticado en el sentido de que le da prioridad e importancia al segundo movimiento de lo micro a lo macro, además de describirlo con una relación causa-efecto que impide la retroalimentación del análisis y su dialéctica. Pero es aquí donde aparece Allen Lizka intentando superar esta deficiencia centrándose en ambos problemas: trasladándose de lo macro a lo micro y viceversa; pero pese a ese esfuerzo continúa utilizando la causalidad perdiendo las múltiples referencias que otorga la relación dialéctica. Su enfoque de los tres modos básicos de describir los macrofenómenos a saber: la agregación, lo estructural y los fenómenos globales le permite sustentar su teoría. Establece que la agregación (suma de las características individuales) acentúa el vínculo de lo micro, pero defiende igual forma la importancia de las variables contextuales (las relaciones estructurales y fenómenos globales) por ello sostiene que usando estos en el nivel macro los microsociólogos se moverían hacia una mayor comprensión del vínculo de lo macro a lo micro, de la misma manera concluye que los macroteóricos deben tener muy en cuenta la agregación. Después de ello vuelve a escena Coleman con toda su teoría de elección racional un poco más integradora donde los elementos claves van hacer: los actores y los recursos, estos últimos son esas cosas sobre la que los actores ejercen control y tienen interés. Desde esta teoría aborda el problema de lo micro y lo macro observando como la combinación de las acciones individuales dan lugar a la conducta del sistema, pero también da una mirada desde lo macro a lo micro cuando advierte el modo en que el sistema constriñe las orientaciones de los actores, es así como explica varios macrofenómenos pero sin que se pierda de vista la posición básica en las concepciones del actor. Uno de esos macrofenomenos que estudia son las “normas” frente a las que se interroga y las analiza partiendo tanto desde la elección racional como desde lo que él denomino “conducta colectiva”, define la norma como fenómenos macros que se inician en la acción intencional del nivel micro.

Otro punto importante de su teoría reside en la definición y conceptualización de los actores corporativos a los que le otorga el poder del cambio social, distinguiendo entonces entre estructuras intencionales (organizaciones económicas y el gobierno) y primordiales (la familia, vecindario, grupos religiosos) y es aquí donde se centra toda su posición teórica y su critica a la teoría social tradicional pues establece que la meta de la teoría social actual no debe centrarse en destruir las estructuras intencionales sino percatarse de las oportunidades que existen y anticipar e impedir los problemas de estas estructuras. Sin embargo, es criticado en razón de tres debilidades, la primera es la absoluta prioridad a la cuestión de la relación de lo micro con lo macro, segundo, ignora la relación de lo macro con lo macro y finalmente su causalidad hace que ignore la relación dialéctica entre los fenómenos micro y macro y entre cada uno de ellos, además se le critica por la adopción de ese modo de actor que sustituye al homo socilogicus por el homo economicus, debido a su conceptualización de ese actor racional que se deriva de la economía por considerar que los actores eligen las acciones que maximizan la utilidad o la satisfacción de sus necesidades y deseos.

Continúa en escena otro polémico integrador Randall Collins y su “microfundamentos de la macrosociología” la idea central de su enfoque es microsociología radical compuesta por lo que él denomina cadenas rituales de interacción, vista como una perspectiva altamente reduccionista del vínculo micro-macro, señala que sólo las personas hacen algo; las estructuras , las organizaciones, las clases y las sociedades nunca hacen nada, cualquier explicación causal debe recurrir en ultima instancia a las acciones de individuos reales. Define los macrofenómenos como combinaciones de eventos micro y a las estructuras sociales como pautas de interacción micro repetitivo. Para este teórico igual que para Coleman el gran reto de la sociología es mostrar el modo en que lo micro influye a lo macro por lo que resultan sus enfoques muy limitados.

Hacia el final de los modelos se nos presenta la opción de la Teoría del interactor de Berger, Eyre, Zelditch, Jr. Centrada en su relación entre los actores micro y macro, en una variedad de procesos gobernados por estados o estructuras situacionalmente especificas, estables y relacionales, de ahí que sea cuestionada por vincularse más con las teorías de la acción-estructura. Sin embargo, lo que más interesa de esta teoría es la creencia de sus mismos autores de su nivel de abstracción que es posible aplicarla en cualquier nivel del continuum micro-macro de los niveles de análisis social.

Llegando casi al final luego de las tensiones entre los personajes por sus intenciones y limitaciones teóricas, se elabora un grito de esperanza entre lo que se llamó direcciones prometedoras las cuales fueron puntualizadas así: - Aquellas esfuerzos por integrar teorías micro-macro sin mostrar predisposición hacia uno u otro tipo de teorías. – Partir de otros niveles fuera del continuum, por ejemplo el nivel meso. - El análisis de las relaciones que se establecen entre los niveles micro y macro centrándose más en las relaciones que en los extremos. – Rechazar cualquier enfoque centrado en un solo nivel adoptando un enfoque dialéctico.

Y finalmente como alguna que otro estilo de película norteamericana que intenta dar buenos finales este lo deja en nuestras manos, es inconcluso, nos regalan todo un completo análisis de lo que queda por hacer dentro de la integración de lo micro y lo macro, y es aquí donde hacen su presentación los ocho puntos a manera de urgentes necesidades, los cuales son: 1.- Especificación con todo detalle de la naturaleza de lo que ha sido sólo una orientación general. 2.- Se requieren definiciones precisas y que los teóricos aborden las diferencias conceptuales entre su propia obra sobre esta cuestión y la de otros. 3.- Los sociólogos deben centrar su atención en cuestiones micro o en cuestiones macro para aumentar el conocimiento que se tiene de estos dos dominios. 4.- Deben asegurarse de que el esfuerzo aún inmaduro por la integración micro-macro no sea frustrado por defensores acérrimos del extremismo micro y/o macro. 5.- Deben clarificar la relación entre los esfuerzos dirigidos a la integración de teorías micro – macro y los encaminados a desarrollar una teoría que analice la integración de los niveles micro y macro de análisis social. 6.- Hacer unos trabajos adicionales entre la relación del continuum micro –macro y otros continua distintos. 7.- Este trabajo debe ser traducido a términos y enfoques accesibles para lo que se interesan por cuestiones teóricas y empíricas concretas. 8.-Muchos metodólogos e investigadores deben aborden la cuestión micro –macro dominada hasta hoy por teóricos.

Realmente la forma como el autor aborda esta temática me ha agradado, lo suficientemente sistemático y lo necesariamente denso, su impecable orden del discurso, la claridad de lo pretendido con lo consecuente de lo mostrado. En términos cinematográficos la cinta me mostró nuevos actores, sus guiones y sus interpretaciones me seducen para profundizar en el tema, para no abordar deliberadamente una teoría sin la debida conciencia sobre los niveles micro –macro, sobre la problemática que se erige frente a la teoría sociológica actual y norteamericana. Aunque no puedo evitar mencionar la intención implícita del capítulo por alienarme con los planteamientos donde la dialéctica ocupa un lugar importante por ser el modo que más se acerca a las necesidades de integración. Ahora sólo me queda una imagen, donde aparezco yo - la música es de suspenso y terror- hay una palabra, qué dice?, no lo sé, creo que es con la que empieza mi contribución al final de esta cinta, de este tema. Esto lo tratare después en otro espacio.




ANA LIGIA ESPITIA VEGA
2005
[1] George Ritzer, Teoría sociológica contemporánea, Tercera edición, pag 460.

INCLUSIÓN SOCIAL, UNA MIRADA DESDE LA MARGINALIDAD, LA EXCLUSIÓN Y LA VULNERABILIDAD SOCIAL

Pretendo en las siguientes líneas hacer una pequeña reflexión de carácter conceptual sobre la inclusión social vista como problema en la sociedad globalizada, sin soslayar el carácter dinámico del concepto dependiendo del contexto desde donde se mire, ya sea, la realidad latinoamericana o la de los países europeos a finales del siglo XX y principios de este, confieso que la inclinación será, en mi caso, las condiciones en que se ha desarrollado el concepto en América Latina, no obstante, reconocer la enorme influencia exterior que prevalece gracias a su poder de génesis. Para ello, considero imperioso hacer una diferenciación y relación conceptual con los términos que se le articulan y que de cierta manera le son contradictorios, estos son: marginalidad, exclusión y vulnerabilidad social; para al final a manera de conclusión proponer, y sólo moderadamente, una forma de mirar el problema de la inclusión en una sociedad de lo global y globalizante.

Los marginales y la marginalización.

En la mayoría de los discursos sobre marginalidad ésta es presentada como la situación de ciertas gentes que se encuentran al límite del espacio, en la frontera de los centros poblacionales, al margen tanto de las reglas de comportamiento, del orden establecido por el sistema, en especial aquellos que se han desvinculado, que carecen de asentamiento propios y dignos, que permanecen en constante inestabilidad de relaciones colectivas y que aunque integren una masa igual, están completamente solos en su universo de necesidades. En consecuencia, se permite evidenciar dos formas de conceptualización del marginal; una, la visión espacial y otra la ausencia de conexión social. En la primera, se identifica a los marginales como aquellos que viven en asentamientos precarios, ubicados al margen de las ciudades, movilizados por problemas de vivienda, vinculados a la problemática de la urbanización, y la segunda, se refiere a la dificultad de organizarse, a la ausencia de intereses generalizables como sector. Ambas tienen un rasgo que las singulariza y es el destinatario de las demandas, quien tiene la solución de sus problemas, quien puede llenar sus vacíos: el Estado. Esta implicación política es la que los sitúa en situación de conflicto y una dependencia muy directa con el poder. En algunos casos la marginalización tiene un toque criminológico, es causa de los crímenes y actos reprochables e ilícitos que no permite la inclusión dentro de determinado orden y puede ser consecuencia de la estructura o función del sistema. También existe otra forma de mirar al marginal desde una óptica económica y tiene que ver especialmente con la forma de vinculación productiva, el marginal aquí viene siendo ese sujeto que no tiene una relación regular de venta de fuerza de trabajo ni constituye un grupo como diría FALETTO VERNE “con características de pequeña burguesía vendedora de una producción autónoma de bienes y servicios”[1] se trata de la llamada marginalidad ocupacional que se relaciona con la marginalidad espacial, de ahí que marginalidad sea un concepto relativo, siendo necesario dilucidar sus múltiples acepciones surgidas desde el devenir histórico y desde un determinado contexto.

La exclusión como elaboración conceptual moderna
Sí la marginalidad puede ser entendida como el efecto de procedimientos concertados de exclusión, podemos entonces afirmar que la exclusión no es marginalización aunque pueda llevarnos a ella. La acepción exclusión en su más sencilla expresión es definida como quitar a alguien o algo del lugar que ocupaba, descartar, rechazar o negar la posibilidad de algo, en primer lugar, implica la contrapartida de la inclusión; pues, se esta excluido de algo cuya posesión implicó inclusión, y en segundo lugar, impedir la inclusión de lo que nunca se ha tenido posesión; es decir, de lo que nunca se ha sentido o visto incluido. La problemática de la inclusión social y por tanto de la exclusión es una respuesta a la modernidad o más precisamente una de sus causas “No debemos olvidar que la modernidad crea diferencia, exclusión y marginalización. Las instituciones modernas, al tiempo que ofrecen posibilidades de emancipación, crean mecanismo de supresión más bien que de realización del yo”[2], de la misma forma el termino exclusión varia de acuerdo al espacio y al tiempo es claro que ciertos actos o situaciones que antes eran excluidas de la sociedad hoy tal vez no lo son, como por ejemplo la creencia religiosa en algunos países de occidente. La exclusión toma diversos matices de acuerdo a los sistemas y relaciones de poder del orden que gobierna la sociedad, así la criminología a desplegado una serie de conductas que deben ser excluidas, la medicina, la epidemiología, la religión y la psicología también hacen sus aportes; por ejemplo: la sexualidad que ha sido dispositivo de poder y de exclusión, la locura y los limites de la normalidad. Pero indudablemente existe una forma de exclusión sumamente poderosa, muchas veces invisibilizada que se mide en la capacidad de explotar la fuerza productiva (el trabajo) y en los niveles de consumo. Es aquí donde la observación de América latina nos sirve como paradigma del sentido y contrasentido entre exclusión - pobreza, exclusión - marginalidad y exclusión – vulnerabilidad como elementos que impiden la integración social, económica y cultural. La problemática de la pobreza ha resurgido como fenómeno que causa exclusión, pero también es mirada como fenómeno que ocurre como consecuencia de la exclusión identificada con la ausencia de políticas distributivas del ingreso y de los recursos, o la no inclusión de ciertas personas (desempleados) en los beneficios de salud, educación y vivienda de que gozan cierta masa asalariada, o los que carecen de capacidades traducidas en valor de consumo, de igual forma, la relación y contradicción de la exclusión - pobreza es el resultado del abandono de la critica respecto a los procesos de igualdad y la mirada ciega frente al abismo existente entre ricos y pobres (inequidad). La pobreza no implica necesariamente exclusión pero si puede suponer vulnerabilidad social.
La vulnerabilidad social

La vulnerabilidad social también aparece como concepto moderno que nos indica un riesgo “La modernidad es una cultura del riesgo”[3] ser vulnerable es tener un pie dentro y otro fuera de la inclusión, es estar en el punto medio, en la inestabilidad. Vulnerabilidad es mirar de frente a la exclusión y no poder sonreírle. Los elementos que constituyen la vulnerabilidad en relación con la exclusión han variado, sin embargo, en esta sociedad globalizada existen, independientemente de que se pertenezca a la masa de trabajadores o a la triste población desempleada. El empleo ha dejado de ser la categoría única que define la relación inclusión – exclusión. La superficialidad, la automatización del trabajo traducida en políticas de desmejoramiento de las condiciones de vida del trabajador y sumando a ello las exigencias de la nueva empresa que obedezca a los principios globalizantes pone en riesgo, genera inseguridad, desequilibrio, incertidumbre, hace surgir nuevas categorías más complejas, dialécticas, dinámicas de inclusión.

Frente a este espectáculo globalizador es preciso interrogarse ¿sigue siendo el empleo el gran mecanismo de inclusión social?, ¿Son validas las políticas asumidas para evitar la exclusión en las sociedades latinoamericanas?, ¿se hace necesario redefinir la exclusión, la marginalidad y la pobreza?, ¿bajo qué términos debemos concebir hoy la inclusión social, subsisten los mismo elementos constitutivos?, son muchos interrogantes cuyas respuestas serían objetos de extensas investigaciones, lo importante es advertir que existen nuevas formas de articulación social, el mundo exige dar una mirada a otras formas de exclusión que atentan contra la libertad cultural, es así como los nuevos informes del PNUD cataloga como formas de exclusión: la exclusión por el modo de vida y la exclusión en la participación; es decir, la exclusión cultural, frente a este tema señala: “Sostienen que la exclusión cultural es un subproducto de las exclusiones económicas y políticas y que una vez que éstas sean resueltas, la exclusión cultural desaparecerá por sí sola. Esto no ha sucedido. Por ejemplo, muchos países ricos y democráticos declaran tratar a todos los ciudadanos de la misma forma, aunque albergan a minorías que carecen de una representación política adecuada y sufren una carga diaria de hostilidad y dificultad para acceder a los servicios públicos. Para expandir las libertades culturales, se requieren políticas explícitas que aborden las negaciones de la libertad cultural, vale decir, políticas multiculturales. Para hacerlo, los estados deben reconocer las diferencias culturales en sus constituciones, leyes e instituciones”.

De igual forma, junto con la preocupación por la inclusión social crece la preocupación por los grupos de minorías, citado por Giddens el sociólogo norteamericano Daniel Bell afirma frente al mundo actual la nación se hace no sólo demasiado pequeña para solucionar los grandes problemas, sino también demasiado grande para arreglar los pequeños. La globalización es la razón del resurgimiento de identidades culturales locales en diferentes partes del mundo. [… Los nacionalismos locales brotan como respuesta a tendencias globalizadoras a medida que el peso de los Estados-nación más antiguos disminuye.[4]

Pensar en inclusión social, económica y cultural hoy, es repensar la marginalidad, la exclusión y la vulnerabilidad como tres categorías dinámicas y móviles que no se construyen sólo sobre la base de la pobreza, sino que tiene a la desigualdad y a la precariedad de las condiciones laborales, al fraccionamiento de la individualidad como elementos también complejos e influyentes.

De nuevos es útil preguntarse si plantear la inclusión como problema social no es otro discurso de poder, manipulador, otro factor de dominación, que nos distancia de los verdaderos problemas y necesidades: la falta de libertad, la desigualdad, la inequidad? ¿A qué sociedad en realidad queremos ingresar? ¿En qué sociedad estamos obligados o nos vemos obligados a ingresar?

Finalmente no es una mentira afirmar que trabajamos y vivimos para construir un orden y lo hacemos la mayoría de las veces sin entender, sin saber lo ordenable ni lo que queremos ordenar. Nos convertimos así en fetichistas de la forma por temor a lo inestable a lo incierto del fondo. Trabajamos modelos de sociedad desconociendo la complejidad del mundo real, nos dedicamos inútilmente a diseñar soluciones sin reconocer el verdadero problema.








[1] Enzo Faletto Verne, El Desarrollo Latinoamericano. Sus características, F.C.E. Pág. 35.
[2] Anthony Giddens. Modernidad e identidad del yo. Ediciones Península. Pág., 14.
[3] Anthony Giddens. Modernidad e identidad del yo. Ediciones Península. Pág., 18.

[4] Anthony Giddens. Un mundo desbocado. Editorial Taurus, Pág. 25,26

LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA COMO INSTRUMENTO DE DESARROLLO

Antes de iniciar directamente con el tema a tratar, me gustaría contar una pequeña historia de mis días de infancia. La mayoría de mis recuerdos de niñez tienen que ver con la enorme influencia que en mí tuvieron los programas de TV, es cierto que el patio de mi casa era lo suficientemente grande para jugar a la escuela o montar biscicleta, sin embargo, estaba lleno de pollos, perros y gatos a los que tenía un pánico atroz, así que mi refugio lo constituía una pequeña y cómoda sala donde se encontraba un viejo amigo, grande, negro, frío, pero mágico, llamado TV, las muñecas me resultaban aburridas porque había que hablar por ellas y siempre fui muy mala con la suerte y el dado. Victima inocente de Plaza sésamo, los pica piedras, la Pantera rosa y los Pitufos, mi altar preferido, mi sitio de descanso, luego de hacer las tareas, era la pequeña sala de TV. Recuerdo la impresión que me causó una serie llamada “Batalla final - la victoria” contaba la historia de extraterrestres que invadían la tierra en busca de agua, esos personajes que escondían detrás de sus rostros- aparentemente humanos- caras de lagartos y anfibios, se alimentaban de ratas y de gusanos; pero realmente el gusto por la serie, lo constituía las escenas donde las puertas se abrían sin necesidad de usar las manos, sólo con la presencia de las personas, las tarjetas que permitían el acceso a ciertos lugares, la comunicación por ciertos aparatos que no tenían cables, los láser de las armas de guerra, la ropa tan ajustada, las pequeñas computadoras, las maquinas que hablaban e indicaban cosas, la TV que se encendía por medio de un control y el hecho de que se pudiera hablar y ver al mismo tiempo a una persona por medio de una diminuta pantalla a muchos kilómetros de distancia. Aquellas escenas me resultaban fantásticas por lo imposibles en esos gloriosos 80´ en un pueblecito de tierras sabaneras del Departamento de Córdoba, en ese entonces y muy niña empecé a enamorarme de la ficción aún sin saber que ella no es más que la nervadura verbal de lo que es, tal como es. Así que después de ver cada serie del programa me surgía la necesidad de recrear esas escenas en mi casa, fue así como, con la ayuda de un clavo y una pita amarrada a la puerta simulaba que ésta se abría sin necesidad de empujarla con la mano, tan solo jalaba de la cuerda, con ello pude engañar a mi hermanito menor, también frente al teléfono y en sitios estratégicos de la casa elaboré con cartón y hojas unas especie de pantallas de TV a las que colocaba mi retrato, que yo misma había pintado, y con algunos vasos que me servían de auriculares telefónicos y cintas, simulaba el teléfono donde me podían ver y oír, recuerdo que aquellos intentos me hicieron popular en el barrio y pude ganar nuevos y buenos amigos, aunque en casa la situación alcanzó a preocupar a mi mamá, que me hizo víctima de la “monstruo psicóloga”, hoy agradezco que no se me hubiera dado por comer lo mismo que los marcianos.

Y recuerdo esta historia de mi infancia porque intentar escribir de ciencia y tecnología es pretender escribir en el tiempo, sobre el tiempo y más allá de él. Es saber reconocer las características que distinguen un pasado, las que se mantienen en el presente y las expectativas de futuro que se crean. Parece que la división de la historia siempre ha estado ligada a la invención y al desarrollo de la ciencia, son otros lo mitos que sustituyen mitos otras leyes que sustituyen leyes cuando la capacidad del hombre con su mente trascendental modifica los objetos de la naturaleza, para mejorarlos o para crear unos nuevos, cuando transforma los pensamientos y las ideas. Así que pensar la ciencia y la tecnología es pensar históricamente, pensar en génesis y genealogía, es pensar en evolución, es pensar en desarrollo, en fin, en cambio y transformación.

Es cierto que la relación ciencia - tecnología y desarrollo se ha visto envuelta en innumerables discusiones y controversias, inclusive en los círculos del desarrollo se sospecha con frecuencia que los impulsores de la tecnología promueven arreglos costosos e inapropiados sin tomar en cuenta la realidad del desarrollo. En verdad, la creencia en que una pócima tecnológica pueda "resolver" el analfabetismo, la mala salud o el fracaso económico, refleja escaso entendimiento de la realidad de la pobreza. Pero si la comunidad del desarrollo desconoce la explosión de innovaciones tecnológicas en alimentos, medicamentos e información, corre el riesgo de marginarse y de negar a los países en desarrollo oportunidades que, si se controlan de manera efectiva, pueden transformar la vida de los pobres y ofrecer oportunidades novedosas de desarrollo a los países menos desarrollados.

Es necesario repensar y empezar a construir una nueva visión del problema, el prefacio del informe de 2001 del PUND, donde el lema es: poner el adelanto tecnológico al servicio del desarrollo humano, nos dice que vivimos en una época de nuevos descubrimientos, con el mapa del genoma humano, con enormes cambios estructurales en la forma en que se practican las ciencias y con oportunidades sin precedentes de formación de redes y distribución de conocimientos provocados por la reducción de los costos de las comunicaciones. Pero es también una época de controversia pública en aumento acerca de cuestiones que van desde los riesgos posibles de los cultivos transgénicos hasta el acceso a medicamentos vitales para todos los que lo necesitan. Nuestro reto ahora consiste en trazar una ruta por este terreno rápidamente cambiante. No solamente dejar atrás el debate acerca de si el adelanto tecnológico ayuda al desarrollo, sino si ayuda a determinar la política y las instituciones mundiales y nacionales que mejor puedan asegurar los beneficios del adelanto tecnológico a la vez que salvaguarden escrupulosamente de los nuevos riesgos que inevitablemente las acompañan.[1]

La ciencia y la tecnología y en especial esta última no pueden convertirse en un elemento de recompensa de un desarrollo exitoso sino principalmente en el medio para lograr ese éxito. Se suele pensar que la gente tiene acceso a las innovaciones tecnológicas, medicamentos más eficaces, mejores transportes, o conexiones telefónicas o a la Internet una vez que tienen mayores ingresos. Esto es verdad: el crecimiento económico crea oportunidades para que se creen y difundan útiles innovaciones. Pero también es posible invertir el curso de ese proceso: las inversiones en tecnología, al igual que las inversiones en educación, pueden dotar a las personas de mejores instrumentos, de modo que sean más productivas y más prósperas. La tecnología es un instrumento y no sólo un beneficio, del crecimiento y el desarrollo.[2]

Ahora bien, si consentimos en que el desarrollo consiste en la ampliación de las opciones que los pueblos tienen para vivir de acuerdo con sus valores, los países pobres están en el deber y se les hace necesario desatanizar y desdemonizar la tecnología y los nuevos avances científicos, porque constituyen una realidad avasalladora consecuente en cierta medida con el desarrollo de las capacidades del hombre y de su libertad, para ello se requiere de una nueva concepción desde el “interior” del cambio tecnológico que respalde la acción de las instituciones promotoras de la actividad científica y tecnológica para el desarrollo, toda vez que una de las razones de la innovación reside en la distinta combinación institucional de los agentes de cambio tecnológico, por tanto se debe promover la realización de una labor empresarial sistémica y organizada de investigación y desarrollo, incluyendo especialmente la elaboración de políticas publicas que socialicen algunos de los riesgos del proceso y esto se hace imperioso para los países de América Latina porque sin lugar a dudas, por el afán de estabilidad y equilibrio comercial han descuidado el impulso específico a la formación de capital y la regulación del nivel de actividad lo que explica la notable reducción de la formación del nuevo capital y del uso mayoritario de capacidad instalada.

Hasta aquí vuelvo a mi recuerdo de la infancia, las puertas que se abren y los teléfonos con pantallas y sin cables, no se trata de construcción y copia de ficciones, se trata de esfuerzos por asumir los riesgos de la realidad ya sea con evaluadas resistencias y con focalizaciones adecuadas y concertadas, la ciencia y la tecnología debe estar al servicio del hombre y debe quedar bajo su control, no al arbitrio de unos pocos hombres, de una comunidad política o de una potencia, sino de todos como si se tratara de un bien común de la humanidad.








[1] PNUD. 2001
[2] Ibidem